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El Caracol Pala, un Recurso Único del Caribe

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Foto: Nacor Bolaños, Biólogo Marino.

El caracol pala es un molusco marino, lo que quiere decir que pertenece a un grupo de animales de cuerpo blando (algunos protegidos por una concha externa), como los pulpos, calamares, ostras, y mejillones. Viven en aguas tropicales no muy profundas (puede llegar hasta los 60 metros de profundidad) y su distribución se limita a la región del Gran Caribe, desde las Bahamas hasta Brasil, incluyendo el Golfo de México. Esta especie es uno de los moluscos más grandes que habitan el atlántico occidental, ya que puede alcanzar tamaños de hasta 35 centímetros de largo de su concha.

Su nombre científico es Lobatus gigas (también Strombus gigas o Eustrombus gigas). Se conoce comúnmente con los nombres de, además del caracol pala, caracol rosa (México), queen conch (Estados Unidos de Norteamérica), lambi (República Dominicana), botuto (Venezuela), carrucho (Puerto Rico).

La carne del caracol pala es consumida domésticamente a lo largo del Caribe y es un producto de exportación muy apetecido. Igualmente, sus conchas son usadas en artesanía y sus perlas son altamente cotizadas en joyería. Esto hace que la presión pesquera sobre este recurso sea muy intensa; esto, combinado con que son de crecimiento lento y maduración tardía, los hace particularmente susceptibles a la sobre pesca, su mayor amenaza. En décadas pasadas se encontraban cerca de la costa en grandes números, pero ahora es raro verlos.

El caracol pala “visita” un variado rango de tipos de hábitats durante su ciclo de vida, el cual comienza con un estado planctónico de hasta 60 días (es decir, que van a merced de las corrientes), donde su larva (veliger se llama) se alimenta de fitoplancton (algas microscópicas). Cuando encuentran condiciones favorables (aguas someras, buena circulación de agua, fondos con alta disponibilidad de macroalgas) se asientan en el fondo después de una metamorfosis en juveniles (ya toman la forma de caracol diminuto) y se entierran hasta acercarse al año de edad. Cuando emergen buscan sustratos arenosos con algas mixtas o zonas de pastos marinos.

Por su importancia económica y cultural en toda la región, muchos países han adoptado medidas de manejo para asegurar su conservación, tales como: cuotas de captura (restringe la cantidad que se puede pescar), prohibición de pescar con equipo SCUBA, establecer áreas de pesca, tamaño mínimo, entre otras. Además, su comercio internacional está restringido por CITES (Convención Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas).

En el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina –reconocido por la UNESCO como Reserva de Biosfera Seaflower-, el caracol pala es un recurso especialmente emblemático muy atado a la cultura de las islas. Está muy ligado a la gastronomía a través de todos sus platos, pero además su concha, que es usada frecuentemente como decoración, servía para avisar de algún acontecimiento importante (la usaban como trompeta, ya que produce un particular sonido cuando se sopla). Por esta razón es uno de las especies más estudiadas y con más medidas de manejo que tenemos.

El caracol pala es un recurso vulnerable, amenazado fuertemente con la extinción sino controlamos su comercio, y es responsabilidad de todos velar por nuestros recursos insignias. Respetar las épocas de veda (cierres parciales de la pesquería para garantizar su reproducción) y los límites de extracción nos asegura conservar esta especie para generaciones venideras. En Seaflower, la época de veda va desde el 1 de junio hasta el 31 de octubre de cada año.

 

Carlos Andrés Ballesteros Galvis
Biólogo Marino – M.Sc.
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