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Impactos en el Desarrollo Agrario Territorial por el Cambio de la Propiedad y Tenencia de la Tierra de los Raizales en la Isla de San Andrés Foto: San Andrés isla, Colombia. Fuente: www.google.com.co

Impactos en el Desarrollo Agrario Territorial por el Cambio de la Propiedad y Tenencia de la Tierra de los Raizales en la Isla de San Andrés

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Por: Christie D. Walters Alvarez / Gestora del Observatorio de Seaflower; E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 

Los grupos étnicos minoritarios tienen una cosmovisión diferente sobre la relación hombre-naturaleza y por ende un manejo diferente a los recursos naturales y el medio ambiente. Su interpretación diferente sobre la vida y el cosmos, ha generado conflictos étnicos en el país dado que para las personas que no pertenecen a estas etnias se les dificulta entender que la pérdida de las prácticas ancestrales (en lo cultural, social, económico y ambiental) no sólo ha afectado sus estilos de vida, sino también incrementa el riesgo de desaparecer como grupos étnicos.

En este artículo de opinión, se analizará el rol de los Raizales para el “desarrollo agrario” en el territorio de la isla de San Andrés, aclarando que el concepto de ‘desarrollo’ en la teoría económica ha sido ampliamente debatido[1]

Para este análisis se tratará de exponer unos argumentos de tal manera que sea el lector responda a las siguientes preguntas: ¿cuál es el papel de los Raizales en el desarrollo agrario territorial?, ¿Cómo los cambios en la propiedad, tenencia y uso de la tierra en los Raizales han afectado sus actividades económicas?, ¿Existen conflictos en el uso de la tierra, entre el Estado y los Raizales, por la implantación de un ‘modelo de desarrollo’?.  

Según el último censo nacional en el año 2005, realizado por el Departamento Nacional de Estadística, DANE, el 72% de la población (59.573) vive en la cabecera y el 28% en el resto.  El 39,4% de la población residente en el Departamento Archipiélago se auto reconoce como Raizal.

Para la población Raizal, el sentido de su territorialidad está necesariamente ligado a la propiedad sobre sus tierras, las que heredaron de sus ancestros esclavizados y en las cuales han construido su devenir cultural y étnico (INCODER, 2015).

Según el proceso de generación de insumos para la revisión y ajuste del Plan de Ordenamiento Territorial de la isla de San Andrés, liderado por la Gobernación del Departamento Archipiélago en los años 2014 y 2015 – en alianza con otras entidades del orden nacional y departamental-, existe como problema una disminución de un 62.68% de la superficie cultivada con productos agrícolas, evidenciado en que en el 2003 se identificaron 277,7 Ha. cultivadas dentro de las zonas productivas, y en el 2014 se identificaron solo 103,9 Ha.  Esta situación afecta negativamente la seguridad alimentaria de residentes, la conservación de las prácticas económicas ancestrales de los raizales y la oportunidad de incrementar el turismo cultural y ecológico en la isla (Gobernación del Departamento Archipiélago, 2015b).

Investigaciones sobre antecedentes históricos en el poblamiento de San Andrés y Providencia islas, reconocen la era de las exportaciones de algodón, época entre 1620-1853, desde que llegaron los puritanos ingleses a las islas, principalmente a Providencia. El algodón era cultivado por esclavos importados, inclusive después que los puritanos ingleses fueron expulsados por los españoles (1641), y repobladas por colonos de Jamaica, Curazao, Escocia e Irlanda, luego de estar 50 años despobladas cuando los españoles decidieron retirarse de las islas (1670) (Meisel, 2003).

Desde 1834 - primera emancipación de los esclavos-, se comenzó a estructurar una manera particular de apropiación del espacio; un pueblo libre que sustenta las bases de su existencia, sobre su territorio, la religiosidad, la lengua Inglés-Creole y el conjunto de prácticas culturales ligadas a su formación identitaria particular. El territorio del Archipiélago adquiere la noción de ancestral, por cuanto su transmisión es familiar, de generación en generación desde la época de la colonia y post-esclavización (INCODER, 2015).

Los conceptos de propiedad sobre la tierra, adquiere un carácter colectivo, por cuanto el concepto colectivo hace referencia al conjunto de tierras ocupadas por las familias (territorialidad familiar o generacional) e individuos (territorialidad individual) de la población Raizal;  contiene además, los derechos de uso y acceso ancestral sobre las áreas marinas, playas, manglares, lagunas y demás áreas de presencia de recursos naturales que son explotados de manera sostenible y gozan de reconocimiento nacional  e internacional  como Reserva de Biosfera, que reconoce la simbiosis entre la población Raizal y la naturaleza del Archipiélago. El territorio Raizal se constituye como la conexión espiritual entre lo material (tierra) con el sujeto (pueblo). El territorio es patrimonio material e inmaterial (INCODER, 2015).

Se podría afirmar que la pérdida de la propiedad y tenencia de la tierra por los Raizales, fue el resultado de las políticas públicas sobre tierras a partir del siglo XIX, en el hoy conocido República de Colombia.  En efecto, según Machado (2009) fueron muchas las modalidades de apropiación y concentración de tierras a partir de la independencia. Entre las principales están: i) Tierras ofrecidas a inmigrantes extranjeros que poblaran algunas regiones; ii) Apropiación ilegal de las tierras públicas (posesión sin títulos); iii) Colonización interior por empresarios y campesinos colonos; iv) Entrega de tierras a colonos en pequeñas cantidades; v) entre otros. 

Fuente: Meisel (2003)
Fuente: Meisel (2003)

Como lo describe James (2014), la transición de una economía agroexportadora a una economía de servicios fue un cambio tan trascendental en la historia económica y social de las islas como lo fue la emancipación de los esclavizados, pues se pasó de un sistema económico en el cual el nativo era el dueño de los medios de producción a otro en el cual fue excluido de la generación de excedentes.  En su documento “La travesía económica del poder. Una mirada a la historia de San Andrés”, James (2014) establece cuatro fases dentro del período agroexportador basado en el coco, como son expansión (1850-1877), auge (1877-1919), desaceleración (1919-1931) y crisis (1931-1987), siendo este último el período más largo (56 años), lo que nos lleva a pensar que este modelo tuvo una lenta agonía, quizá porque representó el período de mayor prosperidad para los isleños, hoy reconocidos como Raizales, de modo que estos se resistían a dejarlo morir. En efecto, en una cita que trae de Carolina Medina se dice que “la población vivía un momento de pleno bienestar y un nivel de vida alto tal vez el mejor que ha vivido el Archipiélago, pues para la época no había analfabetos y la mayoría de las personas sabían leer en inglés, buena parte utilizaba zapatos y tenían educación”. Todo esto sin desconocer que al final eran los norteamericanos quienes dominaban el comercio del coco, como lo demuestra el hecho que ese país era el que enviaba técnicos a revisar los cultivos cuando estos empezaron a padecer por las plagas y que, a nivel local, había desigual distribución del ingreso pues unos pocos isleños contaban con barcos, locales comerciales y el capital que les permitía controlar la venta del producto.

Mapa de San Andrés Islas Fuente: INCODER, 2015.
Mapa de San Andrés Islas Fuente: INCODER, 2015.

Uno de los efectos más graves para la población local es que se cambió el uso de la tierra, de modo que gran parte de las áreas usadas para cultivos se destinó a la construcción de locales comerciales, hoteles de poca categoría y entidades gubernamentales, por lo que según la autora “el desarrollo estuvo ligado al daño ecológico”. Además, las familias isleñas terminaron perdiendo sus tierras o, en el mejor de los casos, cediendo a las pretensiones de compra de los recién llegados. Respecto al papel del Estado, “durante todo el proceso este estuvo fuertemente marcado por una equivocada política de soberanía que se fundamentó en el reforzamiento militar y poco se logró en materia de protección de la población local frente al proceso de exclusión al que se veía enfrentada, la provisión de servicios públicos adecuados, el control migratorio, etc.” (James, 2014).

Con base en la información inicial del IGAC y la Corporación para el Desarrollo Sostenible CORALINA, se evidencia que para el periodo 2008, analizando la variable número de predios, de los 13.406 predios inventariados en la isla de San Andrés (2008), el 47,47% pertenece a los Raizales, el 38,50% pertenece a los residentes, las Sociedades y Empresas con un 6.47%, seguido del Departamento Archipiélago con un 1.93%.  Tomando la variable Área de ocupación del predio, el 52,39% de la isla de San Andrés es ocupada por los Raizales; los residentes ocupan el 17.09% del territorio, seguidos de las Sociedades o Empresas con un 12.07%, otros grupos el 11.47% y el Departamento el 6.97%.

Comparando con el análisis de datos para el año 2015, INCODER detalla en su informe técnico, con base en el catastro y demás fuentes, que la población Raizal conserva, a título de propiedad formalizada u ocupación histórica, cerca del 52% de la tenencia de la tierra del área total de la Isla de San Andrés; y Respecto al número de predios, se observa una tenencia de la tierra por parte de Raizales del 46,7% para la Isla de San Andrés.

Los Raizales tienen en zona rural, por área de ocupación, el 56,8%; por número de predios en zona rural los Raizales tienen el 57,92%.  En zona urbana, por área de ocupación los Raizales tienen el 24,21%; por número de predios en zona urbana los Raizales tienen el 30,53%.  Se evidencia entonces, que la población Raizal, ha mantenido la ocupación del territorio principalmente en zona rural (barrios de la loma, san Luis y el cove), dada sus prácticas ancestrales económicas que se caracterizaban por ser agrícola.

Las zonas de producción agrícola en la isla de San Andrés (por sus características propias en aspectos fisicoquímicos, de fertilidad, de topografía y de accesibilidad) son dos (2) (Gobernación del Departamento Archipiélago, 2015b):

 

  • Zona de Producción Agropecuaria Principal: Esta área se localiza en el extremo sur de la Isla y su uso agropecuario se aproxima a los 479.6 Ha. Los usos agropecuarios permitidos en ésta zona son los siguientes:   Cultivos mixtos tradicionales, especies forestales maderables intercaladas con palmas de coco y frutales, ganadería semi-intensiva, reservas hídricas, vegetación natural con alternancia de palmas de coco.
  • Zona de Producción Agropecuaria Secundaria: Esta área se localiza en el flanco occidental de la isla y se aproxima a los 215.62 Ha. Los usos agropecuarios permitidos en ésta zona son los siguientes: Cultivos mixtos tradicionales, forestales y frutales, ganadería semi-intensiva con potreros arbolados, mantenimiento de reservas hídricas, vegetación natural y palma de coco.

 

Los cultivos presentes en la isla son básicamente de pan coger. Sobresale la inseguridad existente en las fincas por hurto de productos agropecuarios. Se identifican cultivos anuales (Yuca, Ñame, batata) y permanentes o semi-permanentes (Papaya, Plátano). No se logra identificar la cadena de valor siembra, distribución, transformación, comercialización y consumo por que la mayor parte de los productos ingresan de fuera de la isla. Se debe tener en cuenta que en gran medida la circulación de los productos de la siembra está fuera del comercio y responde a patrones culturales de intercambio (Gobernación del Departamento Archipiélago, 2014).

Los cultivos transitorios en la isla son patilla, melón, maíz y pepino (Gobernación del Departamento Archipiélago, 2016). 

Según el último Censo Pecuario (2012), la mayor actividad se realiza en producción bovina (436 ganado), producción porcina (1.443 cabezas), producción avícola (12.558 aves), y producción de otras especies (Ej: ovinos, 118 cabezas; caprinos, 44 cabezas) (Gobernación del Departamento Archipiélago, 2014).

Actualmente, las zonas de producción agropecuaria (principal y secundaria) en la isla tienen 2.106 predios, de los cuales el 61% pertenecen a Raizales, 24% son de propietarios de residentes no raizales, 9% propietarios de empresas o sociedades, y 6% de otros (Gobernación del Departamento Archipiélago, 2015b).

El 54% de los agricultores manifiestan que son poseedor del predio donde cultivan, el 42% son propietarios y 4% afirman que están en predio arrendado (Gobernación del Departamento Archipiélago, 2016).

En la isla de San Andrés, no hay un sistema de riego establecido para la actividad agropecuaria. La Secretaría de Agricultura y Pesca, como solución a esta problemática, entrega tanques a agricultores para aprovisionamiento de agua. Se tiene proyectado, por la Administración Departamental, implementar sistemas con tanques elevados y distribuir el agua por gravedad.  Así mismo no hay un beneficiadero que incluya una planta de autoconsumo (Gobernación del Departamento Archipiélago, 2015a).

El aporte del sector agropecuario al PIB Departamental es muy bajo, solo representa el 1,2%.  Los principales sectores que aportan al PIB Departamental son: servicios sociales, comunales y personales con un 24,5%; restaurantes y hoteles con un 24,3%; comercio y reparación con 14,4%; transporte, almacenamiento y comunicación con un 12% (MINCIT, 2016).

La agricultura hoy en la isla de San Andrés, tradicionalmente actividad económica de los Raizales, experimenta una crisis debido a varios factores endógenos y exógenos.  Se concluye que uno de los factores (exógenos) que ha influenciado significativamente esta situación es la pérdida de la propiedad y tenencia de la tierra, como producto de políticas públicas del Gobierno nacional que, históricamente, han desconocido la cosmovisión del pueblo Raizal en su relación hombre-naturaleza, y por ende la valoración que le hacen a la tierra.

De este análisis se concluye que la política pública del Gobierno Nacional, desde la época de puerto libre, de migración de colombianos hacia las islas, sumado a un nuevo modelo de ‘desarrollo’ basado en el comercio y posteriormente en el turismo, ha contribuido a un cambio en las prácticas o actividades económicas: de una comunidad agraria a una comunidad que trabaja en el sector turístico.  Adicionalmente, los Raizales pasaron de ser propietarios del 100% de su territorio, a ser propietarios del 50% de su territorio. La mayoría de los Raizales ya no son propietarios de tierra, son empleados.   

Los Raizales pasaron de ser los dueños de los medios de producción (la tierra) a convertirse en empleados del comercio y el turismo

Se concluye que el papel de los Raizales en el desarrollo agrario territorial actualmente es de bajo liderazgo, no solamente porque ya no son dueños de la tierra, sino porque la actividad agropecuaria es poco valorada como trabajo digno o negocio rentable, y ya no hay capacidades locales instaladas (recursos físicos, técnicos, tecnológicos y humanos) para el desarrollo del sector.  Ha habido una pérdida del conocimiento ancestral del pueblo Raizal, sobre actividades agropecuarias sostenibles en lo ambiental, lo social y lo económico.

Hay un poco reconocimiento a los derechos de uso y propiedad de la tierra de los Raizales por el Estado colombiano, y en consecuencia no se han implementado políticas públicas para “reparar el daño” por la pérdida de la tierra.  No hay un reconocimiento a las islas como un “territorio étnico cultural”.  De hecho, actualmente sólo el 42% de los agricultores son propietarios de la tierra 

Los cambios en la propiedad, tenencia y uso de la tierra en los Raizales han afectado sus actividades económicas significativamente considerando que hoy en día el sector agropecuario representa sólo el 1,2% del PIB versus el turismo y el comercio (principales sectores económicos en las islas) que representan el 24% del PIB.

Se infiere que existen conflictos en el uso de la tierra, entre el Estado y los Raizales, como grupo étnico minoritario, por la implantación de un ‘modelo de desarrollo’ importado de otros territorios que se caracteriza principalmente por ofertar productos y servicios en base a un modelo turístico de ‘Sol, Playa y Mar’.

Referencias Bibliográficas

Departamento Nacional de Estadística, DANE (2010).  Boletín. Censo General. Perfil del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

Departamento Nacional de Planeación, DNP (2014).  Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018. Paz, Equidad y Educación. Todos por un Nuevo País.

Escobar, A. (2010). Una Minga para el Postdesarrollo: Lugar, Medio Ambiente, y Movimientos Sociales en las Transformaciones Sociales. Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales-Unidad de Postgrado, Universidad Nacional Mayor de San Marcos-Fondo. Lima, Perú.

Gobernación del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 2014. Diagnóstico de la Isla de San Andrés como Insumo para la Revisión y Ajustes del Plan de Ordenamiento Territorial Vigente: Decreto 325 Del 2003.

Gobernación del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 2015a. Priorización de Problemas, Temas de Ordenamiento Territorial en la Isla de San Andrés.  Proceso de Generación de Insumos para la Revisión y Ajuste del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la Isla de San Andres.

Gobernación del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 2015b. Definición de Políticas, Objetivos, Programas, Estrategias y Proyectos para el Ordenamiento Territorial de la Isla de San Andrés.  Proceso de Generación de Insumos para la Revisión y Ajuste del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la Isla de San Andres. 

Gobernación del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 2016. Plan de Desarrollo Departamental 2016-2019. Los que Soñamos somos Más.

Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, INCODER, 2015. Estudio Diagnóstico de la Tenencia de la Tierra del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

James, J. (2014) La Travesía Económica del Poder. Una Mirada a la Historia de San Andrés. En Revista digital de Historia y Arqueología desde el Caribe colombiano, Memorias. Año 10, N°23. Barranquilla, Septiembre – Diciembre 2014 

Machado, A. (2009). Ensayos para la Historia de la Política de Tierras en Colombia: de la Colonia a la Creación del Frente Nacional.  Colaboración de Julián A. Vivas. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Económicas. Centro de Investigaciones para el Desarrollo, CID. Bogotá. 350 p. 

Meisel, A. (2003). La Continentalización de la Isla de San Andrés, Colombia: Panyas, Raizales y Turismo, 1953-2003. En Documentos de Trabajo sobre Economía Regional. No. 37. Centro de Estudios Económicos Regionales. Banco de la República. Cartagena de Indias

Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, MINCIT (2016). Perfil Económico: Departamento de San Andrés y Providencia. Oficina de Estudios Económicos.

[1] Algunos autores como Escobar (2010), afirman que “el desarrollo es un discurso político producido históricamente, que no ha evidenciado resultados positivos en la calidad de vida y el bienestar social […]”. “[…] Las políticas públicas implementadas para ‘homogenizar’ a todos los países hacia la globalización, el capitalismo y la modernización, han desconocido las diferencias entre los territorios, y que las comunidades étnicas tienen diferentes cosmovisiones sobre la relación naturaleza-hombre-bienestar y por ende un concepto alternativo sobre ‘desarrollo’. Dichas políticas, han incentivado conflictos socio-ambientales, desigualdades, pobreza, desempleo, violación de los derechos humanos, problemas en educación y salud, pérdida de identidad cultural, y la construcción imaginaria de “fronteras” que dificultan la inter-relación entre los pueblos”.

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