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INTRODUCCIÓN
Frente a los actuales escenarios de cambio global, el conocimiento sobre la biodiversidad de una región es la base para alcanzar de manera eficiente y sostenible el adecuado manejo de los recursos naturales que ella sustenta. La descripción básica de la biodiversidad marina da cuenta de la extrordinaria variedad de formas, especies y adaptaciones de los organismos marinos. De los aproximadamente 1,5 millones de especies de organismos macroscópicos conocidos en la tierra, el océano moderno soporta el 15% de las mismas, mientras que el medio terrestre sostiene aproximadamente el 80%, y el 5% restante habita en agua dulce. Algunos grupos de organismos tienen una distribución exclusivamente marina o dulceacuícola; tal es el caso de las esponjas, cnidarios, briozoos, moluscos bivalvos y cefalópodos, y gusanos poliquetos. Los equinodermos y los tunicados son considerados, a la fecha, como habitantes netamente marinos (Grosberg et al., 2012). El continuo descubrimiento a nivel mundial de nuevas familias, órdenes e inclusive phylums de organismos, predice una riqueza enorme todavía por descubrir, más aún cuando se incluyen inventarios de especies de aguas profundas (Woolley et al., 2016).