MANGLARES DE LA RESERVA DE BIOSFERA SEAFLOWER

MANGLARES DE LA RESERVA DE BIOSFERA SEAFLOWER

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CAPITAL NATURAL INVALUABLE

Foto: Mangle Rojo (Rhizophora mangle Rm). Autor: MI García, 2011

 

Por: Martha Inés García Escobar / Bióloga Marina; Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

El manglar es un ecosistema formado por vegetación arbustiva, muy tolerantes a las sales presentes en zonas costeras tropicales y subtropicales que tienen en común una gran variedad de adaptaciones morfológicas, fisiológicas y reproductivas, como la presencia de raíces en forma de zancos o tabloides, estructuras para intercambio gaseoso (lenticelas y neumatóforos) y reproducción por embriones vivíparos capaces de flotar. Adaptaciones que les permite habitar en ambientes extremos con sustratos inestables, alto contenido de materia orgánica, altas temperaturas, amplias fluctuaciones de salinidad y mareas y bajas concentraciones de oxígeno.

 

Los manglares en la Reserva da Biosfera Seaflower cubren una extensión de 208,01 ha, de los cuales 148,31 ha se encuentran en la Isla de San Andrés y 59,70 ha en Providencia y Santa Catalina.  En la Reserva de Biosfera Seaflower se encuentran cuatro especies de mangles: Rhizophora mangle (Rm) (Mangle Rojo o Red Mangrove), Avicennia germinans (Ag) (Mangle Negro o Black Mangrove) Laguncularia racemosa (Lr) (Mangle Blanco o White Mangrove) y Conocarpus erectus (Ce) (Mangle Botón o Botton Wood Mangrove).

 

El valor económico de los manglares, se ha estimado en el orden de 13786 dólares/ha/año (Costanza et al., 1997) por los bienes y servicios que aporta al ser humano, pero en estudios recientes este valor se ha incrementado en el orden de 194000 dólares/ha/año. Esto se debe en gran parte a que los nuevos estudios sobre los manglares y su efectividad en la protección a tormentas, control de la erosión y de estudios que cuantifican la acción de estos ecosistemas como biofiltros naturales (Costanza et al., 2014). 

 

Esta valoración de los manglares concierne no tanto al valor de uso directo, sino a los servicios que provee al funcionamiento de estos ecosistemas costeros: como reservorio de biodiversidad, ya que brindan refugio y alimento a numerosos organismos invertebrados y vertebrados (por ejemplo, moluscos, crustáceos, peces, reptiles, aves y mamíferos), mejoran la calidad del agua por tener la capacidad de reducir las cargas de partículas en suspensión y de absorber nutrientes disueltos, funcionan como estabilizador de los sedimentos, por lo que protegen a las costas contra la erosión, a los pastos marinos y arrecifes coralinos contra la sedimentación excesiva y contribuyen a la regulación del clima, ya que absorben dióxido de carbono y producen oxígeno a través de la fotosíntesis.

 

Recientemente se ha estudiado la importancia de los manglares como sumidero de carbono en la Ciénaga Grande de Santa Marta, y presentan una aproximación a la cuantificación monetaria del servicio de almacenamiento de carbono. Las valoraciones monetarias se encuentran entre US$ 87,76 y 591,41 t CO2e ha-1, según los precios pagados por el Banco Mundial, correspondiente a los Certificados de Emisiones Reducidas (CERs) forestales no permanentes (De la Peña et.al, 2010).

 

Igualmente la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe y Bogotá, viene adelantando estimaciones sobre la productividad primaria neta para establecer las tasas de almacenamiento de carbono de los bosques de manglar de la isla de San Andrés, en el que los hallazgos preliminares indican que la producción de hojarasca de los bosques interiores es la segunda más alta del Neotrópico y la cuarta más alta del planeta, con una biomasa aérea entre las cinco más altas registradas para los bosques de manglar; estas estimaciones indican que quizás estos bosques de manglar presentes en islas oceánicas de origen coralino sean unos de los más productivos del planeta (Medina-Calderón, 2015).

 

Por todo lo anterior los bosques de manglar son uno de los ecosistemas que constituyen el importante capital natural de la Reserva de Biosfera Seaflower, puesto que contribuyen en el mantenimiento de la diversidad biológica, por su capacidad de retención de sedimentos y por su ubicación estratégica se comporta como una barrera natural, que protege las zonas costeras de la erosión y la acción de vientos huracanados. Adicionalmente, estos ecosistemas presentan una serie de características particulares a nivel sedimentológico, hidrológico y además sostienen una estrecha relación ecológica con otras unidades paisajísticas como el bosque seco tropical, las praderas de pastos marinos, macroalgas y los parches de coral.

 

 

Bibliografia

 

Costanza R, De Groot R ,Sutton P, Van der Ploeg S , Anderson S J, Kubiszewski I , Farber S , R. K Turner R K. 2014. Changes in the global value of ecosystem services. Journal Global Environmental Change 26 152–158pp

 

Costanza R.; R. d’Argue; R. de Groot; S. Farber; M. Grasso; B. Hannon; K. Limburg; S. Naeem; R. V. O’Neill; J. Paruelo; R. G. Raskin; P. Sutton y M. van den Belt: (1997): «The Value of the World’s Ecosystem Services and Natural Capital», Nature 387: 253-260.

 

De la Peña A, Rojas CA, De la Peña M. 2010. Valoración económica del manglar por el almacenamiento de carbono, Ciénaga Grande de Santa Marta. Clío América, Universidad del Magdalena Enero - Junio Año 4 No. 7, p.p. 133 - 150

 

Medina Calderón J H 2015. Bosques de manglar interiores de San Andrés, una isla oceánica del Caribe ¿los más productivos del planeta? 69-70p: En Prato J & Newball R. 2015. Aproximación a la valoración económica ambiental del departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina – Reserva de Biósfera Seaflower. SECCO -CORALINA. 170 pp.

 

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