Por Christie D. Walters Álvarez / Gestora del Observatorio de Seaflower; E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
La bioprospección o prospección de la biodiversidad, se define como la búsqueda sistemática, clasificación e investigación de nuevas fuentes de compuestos químicos, genes, proteínas y otros productos que poseen un valor económico actual o potencial, y que se encuentran en los componentes de la diversidad biológica[1].
La bioprospección para Colombia puede ser entendida en un contexto amplio como temática y trabajo colectivo orientados a la búsqueda, conocimiento y selección de organismos o productos derivados, con uso actual o potencial en salud, alimentación, industria y medio ambiente, entre otros y su aprovechamiento sostenible en procesos productivos a escala industrial o artesanal, con aplicación nacional o internacional de los productos o servicios generados (Melgarejo, Sánchez, Reyes, Newmark, y Santos-Acevedo; 2002).
Una de las acciones estratégicas de Colombia, según el actual Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, para mejorar la competitividad de los sectores productivos y fomentar la biotecnología, es a través de la promoción de la investigación sobre bioprospección.
Se infiere entonces que la bioprospección es uno de los temas priorizados en la agenda pública nacional, tanto para la investigación, como para el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad y la competitividad de algunos sectores económicos.
La bioprospección puede ser aplicada a diferentes áreas, como por ejemplo área de microorganismos, área de plantas, área de organismos marinos, y área animal. Esto es, la bioprospección puede ser desarrollada tanto para el aprovechamiento de la biodiversidad terrestre como la biodiversidad marina.
En el área de organismos marinos se reconocen algunos grupos que desarrollan extracción de sustancias bioactivas de algas, esponjas y corales.
Colombia a grandes rasgos tiene un área jurisdiccional marítima que es relativamente igual a la de sus territorios emergidos (continental e insulares), cercano al 50% del área total[2]. En efecto, de los 2.070.408 km² del territorio nacional, el área continental es de 1.141.748 km² (55,15%) y el área marítima es de 928.660 km² (44,85%)[3].
Aprovechando esta condición geográfica, es oportuno preguntarse, a propósito del tema de este artículo de opinión, ¿Existen capacidades territoriales actualmente en el país para incentivar la bioprospección marina?.
Uno de los avances en Colombia es la operación del laboratorio de Bioprospección Marina (LabBIM) perteneciente al programa de Valoración y Aprovechamiento de los Recursos Marinos y Costeros (VAR) del INVEMAR, ubicado en Santa Marta, que desarrolla actividades de investigación relacionadas con la búsqueda de sustancias y moléculas provenientes de organismos y microorganismos marinos, con potencial actividad biológica para su aplicación en la salud, industria y ambiente (biorremediación). El laboratorio cuenta con un grupo interdisciplinario conformado por profesionales de diversas áreas del conocimiento, microbiólogos, biólogos, ingenieros, químicos. El LabBIM cuenta con tres áreas principales: La de bioquímica y microbiología, la de química de productos naturales marinos y un área húmeda. Adicionalmente, presta apoyo en el procesamiento de muestras para la realización de cortes histológicos y tinción de tejidos de animales y/o plantas de origen marino[4].
Otra iniciativa a destacar en el país, sobre el estímulo a la bioprospección marina, es el semillero de investigación en “Bioprospección Marina” del Grupo de Investigación "Bioprospección y Biotecnología" de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, el cual contribuye a la formación integral de los estudiantes de pregrado de las carreras de Biología Marina y Biología Ambiental del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad, aunque puede recibir estudiantes de otras carreras. Los estudiantes que participan en el semillero participan y apoyan en procesos de investigación y en diferentes temáticas como los bioensayos, productos naturales con actividad biológica y aprovechamiento de recursos marinos no tradicionales[5].
En Colombia, para la Reserva de Biosfera Seaflower, considerando que de su territorio insular (180.000 km2) tan sólo 57 Km² corresponden a las zonas insulares emergidas de las 3 principales islas, podría ser una oportunidad fomentar la bioprospección marina tanto para la gestión del conocimiento (procesos de investigación), como para la realización de alianzas estratégicas (entre la academia o institutos de investigación, la empresa privada y el sector público) y para el incentivo a negocios sostenibles (comercialización de nuevos productos en nuevos nichos de mercados).
En efecto, Prato J, y Newball R. (2015) reconocen a la bioprospección marina como importante potencial de aprovechamiento de los servicios ecosistémicos que ofrece la Reserva de Biósfera de Seaflower, y sus ecosistemas, para el bienestar de la población colombiana, así como para el desarrollo de los sectores económicos y el crecimiento de la economía del país.
Por ejemplo, vale la pena nombrar productos farmacéuticos como el Vidarabine y Cytarabine, que fueron obtenidos de la esponja marina Tethya cripta: y estos productos generan ventas por más de USD $50 millones/año. Otros productos farmacéuticos como el Acyclovir (herpes), y el Zidovudine (HIV) fueron aislados también de esponjas marinas y son ampliamente comercializados en el mundo. Otro medicamento comercial obtenido de organismos marinos, conocido como Yondelis, posee compuestos químicos activos aislados de ascidias marinas, y es otro ejemplo es en Europa, en donde el agua de mar se comercializa embotellada con un precio por litro alrededor de los COP 2.100, con múltiples propósitos terapéuticos y usos, como revitalizante, potenciador del sistema inmune, cicatrizante, laxante, suplemento nutritivo de elementos traza, alcalinizador del pH corporal, y aderezo de alimentos, entre otros. (Recuperado el 19 de agosto de 2014 de http://goo.gl/0WzWkN en Prato J, y Newball R., 2015).
Es pertinente entonces que en Seaflower se analice la posibilidad de generar una política pública departamental para la gestión del conocimiento técnico-científico que incluya el incentivo a proyectos de investigación para la búsqueda, identificación y caracterización de recursos biológicos y genéticos marinos –en alianza con el sector privado, institutos de investigación o instituciones educativas-, que propendan por hallazgos de sustancias y organismos con posibles usos para beneficio del ser humano, que puedan tener un valor comercial significativo en sectores como el industrial, alimentario, cosmético y farmacéutico.
La bioprospección marina en Seaflower estaría soportado en el Plan Estratégico Departamental de Ciencia, Tecnología e Innovación del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, PEDCTI; específicamente en la línea estratégica denominada “Aprovechamiento Sostenible de Recursos Naturales del Archipiélago”, en una de sus metas: “Bioinvestigación para el Desarrollo Económico”.
De implementarse esta política pública departamental, contribuiría en el mediano y largo plazo a generar una capacidad endógena para desarrollos tecnológicos, con base en la bioprospección marina, que puedan ser apropiados por el sector productivo del Departamento Archipiélago, contribuyendo a la generación de empleo en la comunidad local.
Referencias Bibliográficas
- Melgarejo, L. M., J. Sánchez, C. Reyes, F. Newmark y M. Santos-Acevedo (2002). Plan Nacional en Bioprospección Continental y Marina (propuesta técnica). Bogotá: Cargraphics, 2002. 122p.--(Serie de Documentos Generales INVEMAR No.11)
- Departamento Nacional de Planeación, DNP (2015). Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 “Todos por un Nuevo País. Paz, Equidad y Educación”.
- Prato J, y Newball R. (2015). Aproximación a la Valoración Económica Ambiental del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina – Reserva de la Biósfera Seaflower”. Secretaría Ejecutiva de la Comisión Colombiana del Océano- SECCO, Corporación para el desarrollo sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina -CORALINA. Bogotá, 170 pp.
Notas
[1] La Bioprospección en Colombia, disponible [en línea], recuperado el 28 de Mayo del 2018, en https://revistas.utadeo.edu.co/index.php/EXP/article/view/732
[2] 50-mar, disponible [en línea], recuperado el 28 de Mayo del 2018, en http://www.invemar.org.co/50-mar
[3] Geografía de Colombia, disponible [en línea], recuperado el 28 de Mayo del 2018, en https://es.wikipedia.org/wiki/Geograf%C3%ADa_de_Colombia
[4] Laboratorio de Bioprospección Marina – LabBIM, disponible [en línea], recuperado el 28 de Mayo del 2018, en http://www.invemar.org.co/laboratorio-de-bioprospeccion-marina
[5] Semillero de Bioprospección Marina, disponible [en línea], recuperado el 28 de Mayo del 2018, en https://www.utadeo.edu.co/es/grupo/investigacion-y-creacion/87/semillero-bioprospeccion-marina